La ilusión de un niño siempre es mayor que la increíble magia de la Navidad. A los regalos que los Reyes de Oriente le llevaron a Jesús cuando nació, oro, incienso y mirra, han añadido para nuestros alumnos un sabroso surtido de golosinas y chocolatinas. Los emisarios reales de Sus Majestades escucharon los deseos y anhelos de los pequeños y mayores y recogieron unas cartas de peticiones concretas.
Fueron unas horas repletas de emoción y misterio. Lo cierto es que sin ilusión, no hay Navidad.
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