La vida da a veces alegrías puras. No hay nada tan importante como el amor, los hijos, incluso el trabajo. Pero los actos sencillos, escuetos, sin propósito vital, momentos aislados de todo y que cobran sentido en sí mismos, también nos definen como personas.
Jesús Darwin Avellaneda disfrutó del amor, creó una familia estupenda y dignificó su profesión a lo largo de muchos años de trabajo enseñando.
En el colegio Jesús Cancio fue un ejemplo de profesionalidad y de dedicación a los niños.
Y un día marcó un gol. Un instante puro, una llamarada. No es lo que lo define como persona ni lo sustancial de su vida. Pero es una imagen imborrrable.
El viernes 16 de junio, en el colegio Jesús Cancio disputaremos un partidillo informal que será el II Memorial Jesús Darwin Avellaneda.
Su familia ha querido dignificar este evento donando estos magníficos trofeos que están ya elevando la moral de los alumnos para esta competición. Nos los ha traído su hermano y ha sido grato sentir este cariño.
¡Gracias, familia!
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